Lo bueno y lo malo de viajar a Tanzania
África, tan cercano pero tan lejano al mismo tiempo. Un continente inmenso, donde coexisten diferentes religiones, tribus, idiomas minoritarios, e incluso animales salvajes. Un continente con grandes cantidades de tierra fértil pero con pocos recursos económicos.
¿Qué es lo que nos atrae tanto de este lugar? ¿Por qué viajamos a África? ¿Serán sus paisajes, será su gente, sus animales, o será nuestro continuo deseo de desarrollo personal? ¿Qué es lo bueno y lo malo de viajar a Tanzania?
En lo personal, mis preferencias de viaje siempre estuvieron ligadas a destinos más montañosos, y quizás también mejor habilitados para el turismo, pero llega un momento en todo viajero, que tiene que descubrir también el gran continente africano, es así como al final decidí viajar a Tanzania para una estancia indefinida, que al final se acabaron convirtiendo en 3 meses.
Durante esos 3 meses pude ver algunos de los atractivos del país y conocer a otros muchos viajeros, sobretodo españoles, sin embargo, creo que no pude llegar a conectar con la gente de allí, es como si hubiera muro inquebrantable construido desde hace siglos que separa nuestros dos mundos. Aunque quizás debería dejar eso para más adelante.
Lo bueno de viajar a Tanzania
Empezaré por las cosas buenas que obtuve de viajar a Tanzania, como por ejemplo un atardecer contemplando el Kilimanjaro o el monte Meru, perderme con una moto por la sabana entre baobabs y chozas masais, o disfrutar de una cerveza en una playa de Zanzíbar.
A mí lo que me ha gustado siempre es viajar por libre, tipo mochilero, coger autobuses locales o tener mi propio vehículo y moverme a mi antojo, intentando llegar a lugares que no sean tan turísticos. En Tanzania viaje en grupo un tiempo, pero también me llegué a comprar una moto para recorrer la zona por mi cuenta, comprar una moto allí es relativamente fácil si tienes contactos, lo que pasa es que como extranjero no está permitido, así que tendremos que tener cuidados con los policías de allí.
Los precios de Tanzania
Sin embargo, pronto me doy cuenta que viajar solo por allí no es tan fácil, no hay muchas indicaciones y la información que te dan suele ser confusa, gracias a dios hoy día tenemos el GPS integrado en el móvil, lo que hace el viaje más llevadero.
En Europa podemos decir que pagamos bastante por entrar a museos o monumentos, en Tanzania no hay mucho de eso, así que lo que tienen turístico, que suele ser cosas naturales, se tiene que pagar. En España sería ridículo tener que pagar para ir a ver una cascada, pues en Tanzania te cobran 10 dólares para entrar a ver una. Después, otros tantos dólares para subir a una montaña e incluso cientos de dólares si queremos entrar en una reserva natural a hacer un safari o a escalar el Kilimanjaro. Vamos, que aunque sea un país pobre, las cosas turísticas no son baratas. Es por eso que no es el destino ideal para mochileros que vayan con un presupuesto justo.
Y bueno, al fin y al cabo, es su manera de explotar el turismo, cosa que también hacen muchos países de Europa. Si queréis viajar barato es mejor irse al sudeste asiático.
Pese a todo, si no queremos pagar tanto siempre se puede optar por ir a zonas desconocidas y poco transitadas por turistas. Los precios básicos de la comida y del día a día son muy baratos.
La seguridad
Y algo que seguramente mucha gente estará preguntándose; ¿Es un país seguro? yo realmente no tuve problemas en los 3 meses que estuve allí, a simple vista parece seguro, pero claro está, hay que ir siempre con cuidado con los objetos de valor.
Creo que en general la gente va con la mentalidad de país inseguro, es más, mucho de los turistas vienen con agencias de viajes con cero libertad de movimiento, como si estuvieran dentro de una burbuja todo el tiempo. Eso es, porque les da más seguridad viajar así. De noche sí que se va con más miedo, muchas calles no están iluminadas y la gente local no es de estar mucho fuera.
Africa te hace reflexionar
Pero la mejor experiencia que otorga este país es poder volver a un paraíso olvidado, un lugar donde aún se conservan multitud de especies de animales, y a veces no hace falta ni hacer un safari para poder ver algunos ejemplares en libertad. Si te das una vuelta por el campo puedes acabar viendo babuinos. Esto no es como en nuestro mundo civilizado, donde solo existen los humanos y los animales domesticados. En Tanzania aún podemos sentir el aliento de la madre naturaleza y los pasos del ciclo de la vida.
Y no solo por los animales, viajar a Tanzania también es volver a nuestros orígenes como seres humanos, donde podemos ver a gente viviendo como quizás Vivian nuestros antepasados, que, para concretar más, diría que vivian con lo básico, sin muchas necesidades electrónicas y sin muchos placeres inmediatos.
Aunque lo que cuesta bastante de digerir son las prácticas culturales de tribus como los masáis, sobre todo para la mentalidad de una persona occidental. Su sistema social, sus normas y reglas son realmente diferentes y difíciles de entender.
La pobreza, la falta de educación, de profesionales, de higiene o incluso de derechos humanos, es algo que remueve la conciencia de cualquier individuo occidental.
¿Tiene algo de malo viajar a Tanzania?
Es aquí cuando muchos de nosotros empezamos a juzgar este tipo de hechos, e intentamos generar un cambio en las deficiencias que vemos en su sistema. Lo que viene ir siendo ayudar a los necesitados. Sin embargo, esta actitud puede llegar a enmascarar ciertos aires de superioridad y heroísmo.
Pero realmente, ¿Quién dictamina lo que es bueno o malo para una persona o para un país?
¿Lo que yo creo que es correcto es también lo correcto para todo el mundo?
¿O estoy siendo afectado por un sesgo cultural de forma inconsciente?
África es un lugar que da para reflexionar sobre uno mismo, el choque cultural nos hace darnos cuenta de la situación en la que estamos, y en la que podríamos estar si hubiéramos nacidos en otra parte del mundo.
Además de eso, las tribus nos recuerdan lo rápido que hemos cambiado en tan poco tiempo.
¿Seriamos más felices con menos? Este argumento también sale a luz cuando vemos las sonrisas de los niños allí, pero en este caso nos tendríamos que cuestionar lo que implica se feliz. Algunos niños incluso vienen a nuestro encuentro a abrazarnos. Lo que hace que nos encariñemos aún más con ellos.
Es en este momento, cuando muchos de nosotros nos viene un impulso irrefrenable de sacar el móvil para hacernos fotos con los niños, y es que a quien no le gustan a los niños. Sin embargo, habría que plantarse si estamos teniendo una conducta ética.
África es un continente que aunque tenga países institucionalizados, aun se rige en gran medida por la comunidad, lo que pasa fuera de la comunidad, rara vez incube a sus habitantes, lo que hace que, en general, se perciba una buena cercanía entre la gente de dentro la comunidad.
Sin embargo, todos estos siglos de colonialismo, Ongs y superioridad blanca, también han creado una brecha social entre nosotros muy difícil de reparar; vamos que hacer amigos locales no es sencillo, al menos en las zonas turísticas, donde la mayoría de amigos que podamos tener van a ser por negocio o interés.
Muchos de ellos necesitan hacer dinero, lo que es entendible, ya tienen programado que el extranjero está allí para gastar dinero, hacer negocios o para aliviar sus ansias de desarrollo personal, ya sea haciendo un voluntariado o ayudando a una ONG. Pero creo que pocas veces pude sentir una relación de pura amistad o de igual a igual sin ningún tipo de interés. En la capital o ciudades grandes sí que llega a pasar, ya que la gente de ciudad suele tener una mentalidad más progresista.
Y nosotros tenemos gran parte de esta culpa, porque siempre hemos visto a áfrica desde un prisma diferente, ya solo el hecho de viajar para disfrutar o para nuestro desarrollo personal es un invento del mundo occidental moderno.
Y eso es, lo que más me ha hecho cuestionar mi propio estilo de vida como viajero. ¿Viajamos para alimentar nuestro ego? ¿Se puede cambiar el mundo? ¿Deberíamos influir en otras personas?
Conclusiones
Por mi parte, yo me quedare con una de las mejores sensaciones que transmitió viajar a Tanzania: la sensación de libertad, de estar en un gran país por explorar, de sentirte más salvaje y más nómada, y de que cada día aprendes algo nuevo de este continente. En definitiva, es un lugar que si no te cambia la vida, al menos te hace reflexionar y cambiar tu forma de pensar, tanto si viajamos para encontrarnos, o para huir de nosotros mismos.
La semilla
La semilla, sembrada en la tierra puede llevar a producir los más extraordinarios frutos.
África es la productora de miles de especies, pero también es la portadora de la semilla del ser humano.
En esta línea de tiempo seguimos creciendo y evolucionando, somos los frutos maduros de aquella semilla ya olvidada. Nos recuerda que pese a nuestras diferencias, seguimos conectados por un mismo pasado.
En nuestro proceso evolutivo, muchas culturas se perdieron por falta de empatía y entendimiento. Sin embargo, Hoy día podemos ser capaces de observar las diferencias para aprender y evolucionar a una mejor versión de aquella semilla ya olvidada.