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El Síndrome De Willy Fox. El Eterno Viajero.

El síndrome de Willy Fox. El eterno viajero.

Hace casi un mes que volví y nada es como antes.

«Antes de irme, tenía muchas dudas, nervios, pensaba que quizás no sería capaz de estar lejos de mi familia y de mis amigos, pero quería hacerlo, era algo que siempre había soñado, vivir una experiencia fuera, ver mundo. El programa de prácticas era de 6 meses en Perú, y luego quería viajar durante un mes más por Perú y Bolivia. Mis amigos me felicitaban y me animaban a ir, mis padres, en cambio, estaban preocupados, me decían una y otra vez que tuviera cuidado y que les mantuviera informado en todo momento.
Al llegar a Perú me sentía solo, no conocía a nadie, me sentía triste y pensaba que no iba a aguantar así durante 6 meses. Pero poco a poco fui conociendo a mis compañeros, no era el único que estaba solo así que formamos una pequeña comunidad.
Poco a poco te vas acostumbrando a esa vida, tienes tus pequeñas rutinas pero todo es diferente a tu vida anterior: tu casa, tus amigos, la ciudad…
Me estaba adaptando a la vida de allí pero al mismo tiempo echaba mucho de menos a mi familia, recordaba los pequeños momentos con mis amigos y lo feliz que era, además comparaba todo lo de allí con las cosas de casa: ( la comida, la gente, la cultura…) siempre les decía a mis nuevos amigos datos de como es mi país y las cosas que allí eran diferentes. Tenía ganas de volver…
La experiencia fue muy buena, no me arrepiento de haber dado el paso, hubo momentos duros también, pero la memoria siempre recordará los buenos.
Cuando volví estaba muy contento, por fin podía ver a toda mi gente después de 7 meses, me faltaban horas para todas las cosas que quería hacer. Todos me querían ver, me preguntaban cómo me había ido y yo les contestaba con un pequeño resumen, es difícil contar un viaje tan intenso y todas las cosas por las que pasamos.
Veía mi ciudad de siempre con otros ojos, me fijaba en pequeños detalles que nunca me había fijado y la comparaba con la ciudad de Perú, parecía que era alguien nuevo en mi ciudad de siempre, un extranjero.
Al cabo de dos semanas ya no sentía la misma emoción de la vuelta. Parecía como si no hubiera estado fuera, que todo hubiera sido una ilusión. Ya no veía a las calles con otros ojos, ya no me fijaba en los pequeños detalles. Mis amigos estaban demasiado ocupados para quedar, quizás ya no hacía falta que me vieran todos los días porque ya sabían que estaba aquí, o quizás se habían acostumbrado a vivir sin mi…
Mis amigos siguen igual que siempre, con los mismos problemas, la misma vida, nada ha cambiado en ellos, y ellos me siguen mirando a mí igual. Pero yo no soy la misma persona, he cambiado, el viaje me ha cambiado, pero no sé cómo demostrarlo, algo que ha significado mucho para mí parece haber significado poco para ellos.
Ahora me siento como un extraño en mi propia casa. Cierro los ojos y recuerdo los buenos momentos que pasé.
No sé si seré capaz de adaptarme de nuevo a la vida de siempre. Quizás necesite encontrar mi lugar, y mi lugar esté en otro lado.
No me siento bien aquí, ahora solo pienso en irme de nuevo, gasto el tiempo mirando nuevas maneras de salir del país y vivir en otro lado.
Creo que la única manera de salir de esta agonía es viajar de nuevo.”

 

El síndrome del eterno viajero. 

 

Este es un caso ficticio pero suele ser algo bastante común en personas que han estado un tiempo fuera y deciden volver a casa.

El síndrome de Willie Fox o del Nómada, es alguien que ya no tiene las raíces en ningún lugar. Cuando está fuera es un extranjero y añora las cosas de su tierra, pero cuando vuelve no se siente identificado con su cultura, se siente un extraño.

Esto lleva a un sentimiento de apatriado o paria, la no pertenencia a ningún lugar, estar incomodo tanto en casa como fuera. Este inconformismo genera que los afectados no acaben de hacer raíces en ningún lado sino que vayan emigrando de un lugar a otro intentando evitar un estilo de vida que caiga en la rutina.

En España es algo común, y sobre todo después de la crisis donde muchos han tenido que emigrar en busca de trabajo y mejores condiciones de vida. Muchos de ellos han vuelto después de años porque aun habiéndose adaptado al nuevo país siguen extrañando su cultura de origen. Pero volver a veces implica empezar de cero y no siempre van a existir las mismas condiciones que había cuando se estaba en el extranjero. Por lo que volver a un estatus más bajo provoca insatisfacción y baja motivación en esta nueva rutina.

En todo caso, no se trata de un problema psicológico, se trata de un estilo de vida diferente. El problema radica cuando se siente un eterno inconformismo y nunca estamos a gusto en cada nuevo lugar que elegimos.

Elegir este estilo de vida es y será siempre una opción. El prototipo de persona suele ser alguien creativo, emprendedor, sociable, con atracción hacia lo desconocido, necesita nuevos retos constantemente, suele vivir al día, no tiene relaciones muy profundas sino más bien superficiales, es algo desordenado, a veces no tiene las ideas claras, es impulsivo pero le gusta planear.

¿Y tú? ¿También padeces del síndrome de Willy Fox?

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